Cura a un herido de bala
José Martínez, hijo de José A. Martínez y de Celia C. de Martínez, domiciliados en la ciudad de Rosario de Santa Fe, firmó el 12 de diciembre de 1906 una extensa declaración jurada, allí mismo refrendada con la firma de sus padres. En ella narra un estupendo prodigio obrado en su persona por intercesión de la Santísima Virgen del Valle.
Según el documento aludido, el hecho ocurrió en el domicilio del favorecido, calle Italia, número 948.
Era la noche del 23 de mayo de 1906. José Martínez andaba por los fondos de la casa, y su padre, confundiéndolo con un intruso o ladrón a causa de la oscuridad, le disparó un balazo que fue a herirlo mortalmente en la parte inferior del corazón. El señor Martínez, al advertir de su horrenda equivocación, y al ver a su hijo en el suelo agonizando, clamó con profundo dolor y fe a la Virgen del Valle para que lo salvara de la muerte.
Se hizo entonces una junta médica y los doctores de Rosario, eminentes facultativos, diagnosticaron que el enfermo no vivía más de dos horas.
Por lo tanto aquellos cristianos padres pidieron que un sacerdote le administrara los últimos sacramentos, mientras ellos y sus vecinos y amigos pidieron a la Santísima Virgen del Valle por la vida que se iba extinguiendo.
Pero el diagnóstico médico no se cumplió. El enfermo siguió entre la vida y la muerte durante mesas. Después su estado se tornó más desesperado, por diversas complicaciones. Su torturado y desfalleciente cuerpo debió soportar dos delicadas intervenciones quirúrgicas. El fatal desenlace parecía estar pronto a llegar en cualquier momento. Pero padres y amigos pedían sin desmayo a la Madre del Valle por su salud.
Y así, más allá de la ciencia humana, y cuando ya nadie esperaba su salvación, el enfermo comenzó a mejorar. Se recuperó totalmente, y en diciembre visitaba a la Madre Santísima en su Santuario de Catamarca, haciendo público un nuevo prodigio de la Bendita Virgen del Valle.
Fuente: Libro “Historia Popular de la Virgen del Valle” del Presbítero Alberto S. Miranda.